Se termina el dos mil once, un año (para mi particularmente) de mierda. No digo el peor, porque tuve otro que lo supera mil años luz, y además, rescato las cosas buenas que me pasaron; como la unión que tuve con mis amigos, las salidas, mi descubrimiento interior, mi crecimiento como persona, viajar... entre otras cosas.
Crecí mucho este año, y creo que eso me ayudó mucho a poder enfrentar con madurez todo lo que me pasó en este tiempo.
También rescato que me dí cuenta de las maravillosas mujeres que integran mi familia. Enfrentar la mudanza de la casa de mi tía, me hizo ver que ante todo, podemos. Que somos fuertes, luchadoras, y por más que no tengamos hombres que nos contengan, nuestro amor nos hace llegar lejos y que unidas podemos ponerle la cara hasta a las cosas más duras.
Además valoro la contención de mi otra familia... sobre todo la de mi tía Maru. Siempre estuvo ahí, y eso es algo de lo que estoy muy agradecida. Y el amor incondicional con mi prima, que para mí (aunque le mienta y la diga que no, jajaja) es una de las personas que más me hace feliz en este mundo.
Bué, y mis amigos... ellos ya saben todo. Son una pieza fundamental en mi motor diario, y sin ellos no sé qué haría.
En fin, pasé por mucho... este año fue, definitivamente, una montaña rusa de emociones y la verdad agradezco que al fin se termine.
"Así que levanta tu copa si estas equivocado en todas las reglas correctas. [...]
Nunca seremos otra cosa sino fuertes... y tontitos, valientes, sucios, pequeños monstruos."
Alzo la copa por un 2012 mejor. Adiós 2011!
